Durante los más de 40 años de gobierno castrista las estructuras del sistema productivo han sufrido importantes cambios. El estudio de tales estructuras materiales es crucial para trazar la política económica de la transición hacia el mercado. Desde los años 50, gracias a los trabajos de Alienes, se conoce el carácter decisivo de las exportaciones en la economía cubana.
En el presente trabajo, utilizando las estadísticas oficiales del gobierno cubano (publicadas por el gobierno o por la CEPAL), el autor analiza las más importantes características estructurales del comercio exterior de la Isla bajo el gobierno castrista. Tal análisis muestra cómo se han comportado dichas característica con posterioridad al año 1959 y, especialmente, devela en qué sentido y en qué medida las exportaciones mantienen su carácter de variable decisiva de la economía cubana. Sobre tal base, y mostrando las interrelaciones entre las variables Importaciones y Exportaciones, se demuestra que la estructura productiva ha variado de modo que el incremento de 1 dólar de exportaciones requiere incrementar las importaciones en más de 1 dólar. Se demuestra así que una de las mayores y más graves distorsiones que ha sufrido la economía cubana durante estos años es que ha devenido en una economía parasitaria. No es una cuestión referida a un sector o rama, sino al sistema en su conjunto. Este aspecto resulta fundamental para la política económica de tránsito hacia el mercado, ya que la liberalización de los mismos y la simple acción de sus leyes eliminarían tal parasitismo, pero ello, de no tomarse medidas que lo impidan, pudiera conllevar, con toda probabilidad, la paralización casi total de la economía cubana.
LAS EXPORTACIONES Y EL INGRESO NACIONAL
Estudios anteriores de la economía cubana han develado su alta dependencia en relación con el comercio exterior. Desde mediados del siglo XX, gracias a los trabajos de D. Julián Alienes, se conoce tal característica. Al menos desde principios del siglo, cuando se desarrolló el gigantesco complejo agro-industrial azucarero, la economía de la Isla ha sido dependiente, en muy alto grado, de las exportaciones. Así lo constata Alienes que califica a la exportación como “variable decisiva en la economía cubana” (1951, págs. 272- 310). Otro destacado economista cubano escribía más recientemente; “La economía cubana, cualquiera sea su nivel de desarrollo, dependerá siempre del comercio exterior. Lo fundamental consiste en cambiar su estructura exportadora de modo que la dependencia resulte fuerte y flexible a la vez…” (Figueras, 1994, pág. 3).
Pero ¿en qué sentido y en qué medida depende la economía de las exportaciones y, en general, del comercio exterior? Para determinarlo, comenzaremos por correlacionar el Ingreso Nacional Creado, como variable dependiente, con las Exportaciones, como variable predictora. Para ello hemos empleado el modelo lineal general con la forma:
YC = a + bX +ζ (1)
donde: X = Exportaciones.
YC = Ingreso Nacional Creado.
Los datos que hemos utilizado son los del período 1960-89.1 Los resultados de los cálculos de la regresión de la ecuación (1) de estimación del Ingreso Nacional Creado con las Exportaciones como variable predictora son:
YC = 3.631,8 + 1,786X (1a)
R = 0,988.
R cuadrado = 0,976.
R cuadrado corregida = 0,975.
El estadístico F de Fisher-Snedecor (para un intervalo de confianza del 95%) muestra que la probabilidad de rechazo de la hipótesis es menor que 0,000. Igual resultado se obtiene para el estadístico T de Student para la constante (con un intervalo de confianza del 95%) y para el estadístico T de Student para b (con un intervalo de confianza del 95%), obteniéndose para ambos una probabilidad de rechazo de la hipótesis menor que 0,000.
Estos resultados muestran una alta bondad del ajuste de la ecuación (1a) a la realidad. Reflejan, de manera muy elocuente, que el papel de las exportaciones en la economía cubana es tan decisivo que de su volumen depende el volumen del Ingreso Nacional Creado.
Debido a tal tremenda dependencia, la concentración de las exportaciones en unos pocos productos pudiera ser un elemento generador de conflictos, dado su carácter de variable exógena. Sin embargo, la estructura de las exportaciones cubanas durante el período 1960-89 muestran, como se ve en los 3 momentos que aparecen en la tabla Nº 1 (1960, 1975 y 1989), que solamente tres productos cubren más del 80% de ellas.
El azúcar, entre 1960 y 1975, gana mucho peso debido al incremento de su precio (82.82 $/T en 1960 y 484,88 $/T en 1975), ya que a precios constantes decreció 2,2% (1975 respecto a 1960).2 En el siguiente período, entre 1975 hasta 1989, pierde peso, a pesar de que incrementan tanto su precio (que llega a los casi 550 $/T en 1989) como los volúmenes físicos exportados, pues de 5,7 MT en 1975 se pasa a exportar 7,1 MT en 1989. Su pérdida de peso se debe al crecimiento más rápido de las exportaciones de los demás productos, pues más que se triplican las exportaciones de productos de la minería, se duplican los productos de la pesca y se multiplican por 13 las exportaciones de “otros productos,” renglón que lo forman, principalmente, productos primarios y manufacturas ligeras.
No obstante tales crecimientos, todavía las exportaciones del país en el año 1989 dependían en tres cuartas partes de la economía azucarera, situación similar a los tiempos anteriores a 1958 (Ver Alienes, 1951, pág. 327).
La estructura de las exportaciones de bienes durante la década de los 90 sufre un cambio radical como resultado de la catástrofe económica que padece el país agudizada por la brusca desaparición de sus principales mercados. Las cifras son las que aparecen en la Tabla Nº 2.
A los productos del azúcar, minería y tabaco habría que agregar, como uno de los principales productos de las exportaciones actuales, los ingresos netos provenientes de la actividad turística, que en el año 1999 generó unos ingresos brutos que ascendieron a 1.901 millones de dólares (CEPAL, 2001, Cuba, Cuadro Nº 7).
Los problemas que han aquejado a la economía cubana en los últimos años, debido a las variaciones de los precios del azúcar y del níquel, y más recientemente, a la reducción del flujo de turistas como consecuencia del 11 de septiembre, confirman la peligrosidad que conlleva para la economía del país la concentración de las exportaciones en tan pocos productos.
EL MULTIPLICADOR DEL COMERCIO EXTERIOR
Los anteriores cálculos nos han servido, sobre todo, para comprobar la altísima dependencia del desarrollo económico de la Isla de una variable exógena. Veamos ahora otra característica del comercio exterior que resulta fundamental para el desarrollo económico del país: el multiplicador del comercio exterior k.
Como sabemos,
donde: α = propensión marginal al ahorro, μ = propensión marginal a la importación.
Calculemos la propensión marginal al consumo. Para ello, hemos construido el correspondiente conjunto de datos para el período 1960-89 (ver el Anexo), para las siguientes variables:3
1. Ingreso Nacional Disponible, que es igual al Ingreso Nacional Creado (valor agregado neto en los sectores de la esfera productiva) más las importaciones menos las exportaciones;
2. Consumo, que es igual al consumo privado (consumo, por parte de la población, de bienes y servicios destinados a la venta) más el consumo del sector público (consumo, por los sectores de la esfera no productiva [sector público], de bienes y servicios destinados a la venta).
Utilizaremos el modelo lineal general
donde: C = Consumo, YD = Ingreso Nacional Disponible, χ = Propensión Marginal al Consumo.
Los resultados obtenidos son los siguientes:
El estadístico F de Fisher-Snedecor (para un intervalo de confianza del 95%) muestra que la probabilidad de rechazo de la hipótesis es menor que 0,000. Igual resultado se obtiene para el estadístico T de Student para la constante (con un intervalo de confianza del 95%) y para el estadístico T de Student para b (con un intervalo de confianza del 95%), obteniéndose para ambos una probabilidad de rechazo de la hipótesis menor que 0,000.
De donde resulta:
Propensión Marginal al Consumo χ = 0,688.
Propensión Marginal al Ahorro α = 0,312
Multiplicador de las inversiones ki = 3,205.
Por su lado, el volumen de las importaciones debe depender del volumen del Ingreso Nacional Creado. Correlacionemos ambas variables mediante el modelo lineal general
donde: M = Importaciones, YC = Ingreso Nacional Creado, μ = Propensión Marginal a las Importaciones
De manera similar a lo hecho en las ecuaciones (1) y (2), hemos utilizado los datos para el período 1960- 1989 (ver Anexo).
Los resultados obtenidos, que aparecen a continuación, nos revelan la existencia de una alta correlación entre ambas variables:
El estadístico F de Fisher-Snedecor (para un intervalo de confianza del 95%) muestra que la probabilidad de rechazo de la hipótesis es menor que 0,000. Igual resultado se obtiene para el estadístico T de Student para la constante (con un intervalo de confianza del 95%) y para el estadístico T de Student para b (con un intervalo de confianza del 95%), obteniéndose para ambos una probabilidad de rechazo de la hipótesis menor que 0,000.
De donde la Propensión Marginal a la Importación μ = 0,713.4 Como α = 0,312 y μ = 0,713, tenemos que el valor del multiplicador del comercio exterior para la economía cubana es
k = 0,9756
Este resultado es totalmente anómalo. ¡Un valor del multiplicador del comercio exterior menor que la unidad! Es posible demostrar que el multiplicador de la política fiscal puede tener valores muy bajos, incluso por debajo de 1, en el caso de que sea muy pequeña la sensibilidad a los cambios del tipo de interés. Pero, este no es el caso. Se trata del multiplicador del comercio exterior. ¿Por qué puede ocurrir esto? La propensión marginal a la importación es tan grande que, en combinación con tan baja propensión marginal al consumo, provoca que el incremento de la renta que se filtra hacia las importaciones determina que el efecto multiplicador de las inversiones sea menor que la unidad.
EL MULTIPLICADOR DEL COMERCIO EXTERIOR CON REPERCUSIONES EXTERNAS
Este valor tan bajo del multiplicador tiene otras consecuencias sobre la economía nacional: reduce la influencia de las relaciones externas en el crecimiento económico. De lo que hemos visto no se puede llegar aún a la conclusión de que un incremento de 1 peso de la inversión provoca un crecimiento de la producción menor que 1 peso. En efecto, de la misma forma que las importaciones generan una filtración del efecto multiplicador hacia el extranjero, las exportaciones provocan una filtración desde el extranjero hacia el país. Es la denominada repercusión externa. Para percibirla debemos analizar la interdependencia macroeconómica de la economía cubana con el “resto del mundo.” Para ello estudiaremos el proceso de ajuste-ingreso de la economía cubana con el resto del mundo.5
Consideraremos un mundo de dos países, Cuba y resto del mundo.6 Partimos de la condición de equilibrio interno en un país:
donde: I = Inversión, X = Exportación, S = Ahorro, M = Importaciones, Y = Ingreso Nacional.
Denominemos con el subíndice c a las variables de Cuba y con o las del resto del mundo. Luego:
Ic + Xc = Sc(Yc) + Mc(Yc) (5a)
Io + Xo = So(Yo) + Mo(Yo) (5b)
Como Xc = Mo y Xo = Mc
Ic + Mo(Yo) = Sc(Yc) + Mc(Yc) (6a)
Io + Mc(Yc) = So(Yo) + Mo(Yo) (6b)
De estas ecuaciones se pueden deducir las curvas de reacción de ambos países al variar el ingreso nacional del otro. Para Cuba, esta ecuación es el conjunto de valores de Yc para los cuales se cumple la ecuación (6a) para un conjunto de valores de Yo. Lo mismo para el resto del mundo. Es evidente que, en un mismo plano, el punto de intersección de ambas curvas es el punto de las rentas de equilibrio para ambos países.
De ese modelo pueden deducirse, para los dos países, los multiplicadores del comercio exterior con repercusiones externas. Para Cuba:
kcc = kc/(1 – kc·ko·μc·μo) (7)
sería el multiplicador del comercio exterior con repercusiones externas de Cuba ante el incremento de la inversión en Cuba, y
koc = (kc·ko·μc)/(1 – kc·ko·μc·μo) (8)
el multiplicador del comercio exterior con repercusiones externas del resto del mundo ante un cambio en la inversión en Cuba, donde:
k = 1/ (1 – χ + μ) es multiplicador del comercio exterior.
μ = Propensión marginal a la importación.
χ = Propensión marginal al consumo.
Veamos ahora las consecuencias para Cuba de los valores tan altos de la propensión marginal a la importación. Como ya calculamos antes,
χc = 0,688
μc = 0,713
kc = 0,976
Supongamos que, para el resto del mundo, se obtienen los siguientes valores:
χo = 0,92
μo = 0,29
luego,
ko = 2,703
Con estos valores obtenemos:
kcc = 2,147
Pero este valor está determinado por la altísima propensión marginal a la importación. De modo que, si suponemos que se reduce hasta el 0,5 la propensión marginal a la importación de Cuba, que es todavía una cifra alta, aunque similar a la que estimó Alienes para los años 50, tendríamos que:
kc = 1,23
kcc = 2,375
Es decir, en este último caso, por cada peso de incremento en la Inversión en Cuba, se obtiene un incremento del ingreso nacional igual a 2,375 pesos, una proporción 11% mayor que en la actualidad,7 a pesar de tan baja propensión marginal al consumo. Si suponemos para esta última un valor “más normal,” digamos, 0,85. entonces
kc = 1,538
kcc = 3,87
¡Más del 80% mayor que en la actualidad!
La altísima propensión marginal a la importación, en combinación con la tan reducida propensión marginal al consumo, constituye, probablemente, uno de los más graves problemas que padece hoy la economía cubana, en lo que se refiere a la estructura material de la economía, pues constituye un gigantesco lastre para un país que depende de la exportación para crecer.
¿Qué es lo que mantiene una tan baja propensión marginal al consumo? ¿Qué es lo que ha provocado una tan alta propensión marginal a la importación? ¿Con cuáles otras variables interaccionan estas y cómo lo hacen de modo que se produzca tan anómalo comportamiento económico?
La respuesta a la primera pregunta es evidente: el monopolio estatal de las capacidades de producción y, mediante el racionamiento, de la distribución del producto, en combinación con el monopolio del comercio exterior e interior, le permitió al gobierno reducir a mínimos el consumo personal. Si bien es cierto que con ello se pudiera crear un cierto potencial de fuente nacional de ahorro, lo que evidentemente se logró fue provocar, con el empobrecimiento material de la población, un estímulo muy negativo sobre la productividad del trabajador. Con esto último se neutralizaba el potencial de crecimiento de la producción que pudiera aportar tal fuente nacional de ahorro.
Dar respuesta a las preguntas segunda y tercera es una tarea un poco más compleja. Ante todo, hay que admitir que, para el caso de la Cuba actual, resulta imposible (más bien, absurdo) utilizar el modelo IS-LM para intentar dar respuesta a estas preguntas. Ello se debe a que las variables que intervienen en el mecanismo del equilibrio simultáneo del mercado de bienes y del mercado monetario no son operativas en el medio ambiente cubano desde 1960 hasta la fecha.
Veamos (Tabla Nº 3) cuál ha sido la dinámica de algunos de los principales macro-indicadores de la economía cubana entre 1960 y 1989. Mientras que el consumo personal por habitante creció, en términos reales, al raquítico tipo del 1,6% promedio anual (3,6% anual a precios corrientes), las importaciones y exportaciones crecieron, respectivamente, al 9,5% y al 7,8% promedio anual. Durante 29 años crecieron las importaciones más rápido que las exportaciones en 1,7 puntos anuales, que acumulados en los 29 años significa que las importaciones crecieron un 63% más que las exportaciones. Eso llevó a que, si en 1960 se importaron 0,2655 pesos para producir 1 peso de ingreso nacional, en 1989, para producir la misma cantidad de ingreso nacional se importaron 0,6366 centavos ¡se multiplicaron en 2,4 veces las importaciones para producir 1 peso de ingreso nacional! Se importaba para exportar, y mientras más se exportaba, menos quedaba para la demanda final interna. Si a ello se le suma el hecho de que el volumen físico de las exportaciones de azúcar (75-80% del total de exportaciones) creció durante ese período a una tasa promedio anual del 0,8%, se completa un cuadro rayano con el absurdo: se importaba para exportar y el producto que constituía el 80% de la exportación apenas crecía. Esto pudiera explicar, en parte, las causas de que el valor del multiplicador del comercio exterior sea inferior a la unidad, pero sobre todo, nos indica que hay que buscar la causa en la relación entre importaciones y estructura productiva.
LAS IMPORTACIONES
Anteriormente calculamos la Propensión Marginal a la Importación, para la cual obtuvimos un valor de 0,713. Resalta tan altísimo valor, y resulta preocupante, ya que es el factor determinante, con toda seguridad, de una altísima elasticidad-ingreso de las importaciones. En efecto, aplicando la fórmula
Elasticidad-ingreso de las importaciones = (dM/M)/(dYC/YC)
para el promedio de Importaciones e Ingreso Nacional Creado en el decenio 1980-89, se obtiene un valor de este indicador superior a 1,35.
En los años 50 los cálculos realizados por Alienes (1951) arrojaban que la propensión marginal a la importación tenía un valor aproximado a 0,50. ¿A qué se debe que haya crecido hasta 0,71? Examinemos la estructura de las importaciones. Para ello utilizaremos la clasificación alternativa por productos que aparece en el Anuario Estadístico de Cuba 1989, según la cual se clasifican las importaciones en:
• Bienes de consumo;
• Bienes intermedios;
• Bienes de capital.
Como el año 1960 no aparece clasificado de tal manera, tomaremos, como año inicial, el de 1958.
La estructura de las importaciones ha sufrido un cambio radical; mientras que las importaciones de bienes de consumo han crecido durante los 31 años al tipo promedio anual del 3,4%, las de bienes de capital lo han hecho al 7,3% anual y la de bienes intermedios crecen al 10,2% anual. Esos datos comparan con el del ingreso nacional creado, que creció, entre 1960 y 1989, al tipo promedio anual del 4,4%, con una diferencia de casi 6 puntos porcentuales de la importación de bienes intermedios.
A los fines de poder determinar la cuantía en que dependen del ingreso nacional creado la importación de bienes de consumo y la de bienes para el consumo intermedio, hemos calculado para esas variables las ecuaciones del modelo lineal general, correlacionándolas con el Ingreso Nacional Creado (ver Anexo), y hemos obtenido los siguientes resultados:
BC = -145,8 + 0,0069YC (9)
BI = -2.356,7 + 0,549YC (10)
donde: BC = Importaciones de bienes de consumo. BI = Importaciones de bienes intermedios. YC = Ingreso Nacional Creado.
El resultado es muy revelador y, como se ve en la Tabla 5, las ecuaciones 9 y 10 se ajustan muy bien al comportamiento real. La propensión marginal a la importación de bienes intermedios en el período se elevaba a 0,549, es decir, para incrementar en un peso el ingreso nacional creado había que importar adicionalmente 55 centavos de bienes intermedios. Eso llevó a que en 1989 se importaron 42 centavos de bienes intermedios por peso de ingreso nacional creado (5.428 M pesos de importaciones sobre 12.791 de Ingreso Nacional Creado), mientras que en el año 1960 se consumían 19 centavos de bienes intermedios y capital importados por peso de ingreso nacional creado (ver JUCEPLAN 1977). Las causas pueden ser dos: primero, un cambio considerable en la estructura de la producción, en favor de actividades intensivas en bienes intermedios de importación; segundo, un decrecimiento de la eficiencia en la utilización de bienes intermedios.
Entre 1960 y 1989 no se produjeron cambios estructurales de magnitudes tales que permitan justificar tal aumento, pues tanto la industria como la agricultura mantuvieron sus proporciones en el total del producto (46-48% y 16-17%, respectivamente). Los únicos cambios notables se produjeron en la construcción y en el comercio. El primero de ellos, alto consumidor de bienes intermedios, pasa del 4% al 9%, pero su volumen es relativamente pequeño en comparación con el incremento de las importaciones de bienes intermedios. El comercio reduce su participación y, además, no es un alto consumidor de bienes intermedios.
Las ecuaciones halladas son muy importantes, ya que se corresponden con la estructura de las capacidades de producción de bienes para la venta creada hasta 1989. A partir de 1990, salvo en el sector del Turismo, prácticamente no se han hecho nuevas inversiones en sectores de la producción para la venta.8
Este aspecto estructural, que muestran las ecuaciones (9) y (10), resulta muy importante y útil en lo referido al análisis que estamos realizando, ya que permite concluir que el estrangulamiento de la economía por parte de las importaciones hay que buscarlo en la producción, concretamente en la estructura productiva, y no en el consumo de la población.
INTERDEPENDENCIA ENTRE IMPORTACIONES Y EXPORTACIONES
De las ecuaciones calculadas tomemos las de exportaciones e importaciones:
YC = 3.631,8 + 1,786X (1a)
M = -2.601 + 0,713YC (2a)
Sustituyendo YC en una de las dos ecuaciones llegamos al siguiente resultado:
M = -11 + 1.273X (11)
Esta relación muestra el gravísimo problema estructural de la economía cubana actual: para incrementar un dólar de exportación, hay que importar 1,273 dólares. La extraordinariamente alta propensión marginal a las importaciones hace que estas hayan devenido en el principal factor estrangulador de la economía del país. Deviene así en variable principal de la economía cubana por ser el eslabón más débil en la cadena del desarrollo económico, ya que para producir y exportar la economía cubana necesita de una fuente exógena de divisas sin contrapartida, como créditos frescos o las remesas. Debido a los problemas con el pago de la deuda externa, la fuente de créditos frescos se ha ido reduciendo paulatinamente y en la actualidad son cantidades muy reducidas (sujetas al pago de créditos anteriores). De tal modo, quedan solamente las remesas como fuente principal de transferencias sin contrapartida.
Si esto es cierto, entonces tendrá que existir una correlación muy fuerte entre las exportaciones y las transferencias, es decir, existirá una ecuación
X = e + fTR + ζ (12)
donde TR son las transferencias y X las exportaciones, con un alto valor del coeficiente de correlación. Para comprobarlo, tomaremos los valores correspondientes, entre los años 1993 y 2000, del cuadro 20 de CEPAL (2001). Al calcular el modelo obtenemos los siguientes resultados:
X = 564,9 + 4,38TR (12a)
R = 0,952.
R cuadrado = 0,905.
R cuadrado corregida = 0,89.
El estadístico F de Fisher-Snedecor (para un intervalo de confianza del 95%) muestra que la probabilidad de rechazo de la hipótesis es menor que 0,000. Similares resultados se obtienen para el estadístico T de Student para la constante (con un intervalo de confianza del 95%), con una probabilidad de rechazo de la hipótesis igual a 0,214; y para el estadístico T de Student para b (con un intervalo de confianza del 95%) menor que 0,000.
Según nuestras ecuaciones (1a), (2a) y (12a), para un nivel de transferencias de 850 millones de dólares (igual al nivel estimado para el año 2000), se obtendrían los siguientes estimados:
Exportaciones = 4.287,9 M de $. Ingreso Nacional Creado9 = 11.290 M de Pesos (a precios de 1981). Importaciones = 5,447,8 M de $.
Según el cuadro 20 de CEPAL (2001) las Exportaciones (estimaciones de CEPAL) reales ascendieron a 4.807 M de $, y las Importaciones a 5.587 M de $. Pero, si las Transferencias (sin contrapartida) desaparecen, entonces los valores estimados serían:
Exportaciones = 564,9 M de $. Ingreso Nacional Creado = 4.640,7 M de pesos (a precios de 1981). Importaciones = 797,8 M de $.
En los marcos de las condiciones político-económicas actuales, y teniendo en cuenta la poca disposición que muestra el gobierno cubano para liberalizar los mercados, poco puede esperarse en cuanto a la eliminación de tan grave anomalía. Parece que el parasitismo económico es un mal endémico del actual régimen.
PARASITISMO Y TRANSICIÓN
Se puede, entonces, tener la casi absoluta certeza de que, cuando comience el período de transición de la economía cubana hacia el mercado, la variable económica más importante será la importación, y lo será durante un tiempo. Ello será así por ser esta variable el principal factor estrangulador de las exportaciones, de las cuales depende el desarrollo del país. A medida que esta situación anómala se corrija, las exportaciones recuperarán el papel de variable económica decisiva.
La política económica en relación con las importaciones será de primera importancia para el gobierno que emprenda la transición hacia una economía de mercado, por, al menos, dos razones. Primera, es determinante en la creación de condiciones para el desarrollo económico. Y segunda, si no se corrige la situación actual, la paralización masiva de actividades será irrefrenable.
Por supuesto, como consecuencia del proceso de transición hacia el mercado se deberán crear las condiciones que posibiliten el desarrollo económico normal de la Isla. Sin embargo, todo intento de generar desarrollo económico en Cuba pasa, indefectiblemente, por el incremento de las exportaciones. Pero, dada la interdependencia entre exportaciones e importaciones, limitar el esfuerzo en el crecimiento de las primeras, lejos de resolver el problema, lo complicaría aún más. Como paso previo hay que reducir drásticamente la propensión marginal a las importaciones. El análisis realizado ha mostrado que el nudo gordiano de esta cuestión radica en el consumo de bienes intermedios importados.
La segunda razón parece ser más acuciante, debido a la situación del empleo que heredará el gobierno que inicie la transición al mercado.
En efecto, el desempleo en Cuba es uno de los problemas más críticos de la actualidad. Será heredado por el gobierno que inicie la transición hacia el mercado. El gobierno cubano ha logrado evitar, mediante artificios, que este fenómeno aparezca en su real magnitud. Decenas de miles de personas están ocupando puestos de trabajo innecesarios. Es probable que el desempleo reconocido, más el desempleo latente, alcance la cifra de más de 700 mil personas. Este desempleo latente, con toda probabilidad, devendrá en desempleo efectivo una vez se emprenda el camino del mercado, pues no hay razón alguna para mantenerlo, y si muchas para liberar a la producción de bienes y servicios de tan pesado lastre.
Como muestra la experiencia de otros países del “socialismo real” que han emprendido la ruta de las reformas mercantiles, las medidas de liberalización adoptadas han conllevado que actividades, que sobrevivían gracias a las subvenciones del estado, no pudieron rebasar las exigencias del mercado. Hay que contar con que las medidas de liberalización de los mercados y de eliminación de las subvenciones a actividades que no son rentables ni necesarias en una sociedad normal, provocarán el cierre de muchas instalaciones de producción de bienes y servicios, y con ello, se incrementará el desempleo. Por tanto, es altamente probable que el gobierno de transición, tendrá que enfrentar un paro masivo, del cual será culpado, y que generará gran inestabilidad social.
Por ello, evitar la paralización en gran escala de actividades económicas deviene en elemento crucial para que el tránsito no aparezca como generador de desempleo masivo. Si se liberalizan los mercados interior y exterior sin haber corregido la anómala propensión marginal a las importaciones, las consecuencias que provocaría, que hoy recaen sobre el país en su conjunto, sobre todo, sobre los consumidores, tendrían que ser asumidas por las empresas. El consumo de bienes intermedios, desmesuradamente alto, tendrá su reflejo en la salud financiera de las empresas. Luego, las propias leyes del mercado se encargarán de sacarlas del juego. Pero, por las cifras con que contamos, este es un fenómeno que afecta al aparato productivo en su conjunto. Luego, emprender el tránsito sin prever este peligro y sin tomar medidas que tiendan a eliminarlo, pudiera provocar la paralización total del sistema productivo.
Hay que determinar cuáles son las actividades que provocan tal consumo de bienes intermedios. Una vez identificados los productos y actividades que generan tales desmesurados consumos intermedios, hay que implementar medidas que coadyuven a la sustitución de importaciones en ellos y a incrementar la eficiencia en la utilización de los bienes intermedios, en particular los importados. Posiblemente, será necesario practicar políticas proteccionistas, sin que, de antemano, se pueda descartar la conveniencia de otorgar subvenciones a determinadas actividades productivas.
CONCLUSIONES
El análisis realizado ha mostrado que el principal problema de la economía cubana actual, en lo que se refiere a la estructura material, es la estrangulación que sufre por la interacción y dependencia entre las importaciones, las exportaciones y las transferencias de divisas sin contrapartida. De tal manera, la economía cubana actual puede representarse, de forma sintética, por el siguiente sistema de ecuaciones:
YC = 3.631,8 + 1,786X
M = -2.601 + 0,713YC
X = 564,9 + 4,38TR
Donde:
YC = Ingreso Nacional Creado,
X = Exportaciones totales,
M = Importaciones totales,
TR = Transferencias ingresadas sin contrapartida.
Cada dólar de transferencias sin contrapartida provoca el crecimiento de 4,38 dólares de exportaciones; el incremento de 1 dólar adicional de exportaciones provoca un crecimiento de 1,786 dólares de ingreso nacional creado; y el incremento de un dólar de éste último requiere incrementar las importaciones en 0,713 dólares. En resumen, incrementar un dólar de exportación requiere un incremento de las importaciones de más de 1,27 dólares. Estas relaciones revelan que, por su estructura material actual, la economía cubana posee la siguiente característica fundamental: requiere un flujo de ingreso de divisas sin contrapartida a los fines de poder producir para exportar, de lo cual depende el Ingreso Nacional Creado.
En resumen, la economía cubana ha devenido en una economía parasitaria, condición que, muy probablemente, mantendrá hasta el momento en que se emprenda la transición al mercado.
ANEXO
SOBRE LAS ESTADÍSTICAS
Uno de los mayores obstáculos con que tropezamos los que intentamos trabajar con la información estadística de la economía de Cuba, es la poca homogeneidad de las series temporales disponibles. Hasta 1989, en virtud de la alineación de Cuba con el campo del socialismo “real” y, desde 1972, su condición de miembro del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), el gobierno cubano adoptó, como sistema estadístico nacional, el vigente en aquellos países, el conocido como Sistema de Balances. Una de las consecuencias en Cuba de la caída del Muro de Berlín y de la desintegración de la Unión Soviética, fue que el sistema estadístico vigente hasta ese momento ha dejado de tener razón de ser, pues todos los organismos a los que Cuba debe tributar información económica utilizan el Sistema de Cuentas Nacionales. Así, nos encontramos que las series estadísticas disponibles a partir de 1993 (algunas incluyendo datos de años anteriores) están elaboradas siguiendo los conceptos y métodos del Sistema de Cuentas Nacionales.
A lo anterior hay que agregar que en los años que van desde 1959 hasta 1975 los Anuarios Estadísticos no fueron publicados para todos los años y, además de que los publicados no coincidían conceptual y metodológicamente ni con el Sistema de Contabilidad Nacional ni con el mencionado Sistema de Balances, entre ellos se perciben diferencias metodológicas y de procedimientos que los invalidan para ser utilizados para conformar el tramo correspondiente de la serie temporal del período. No existe, por tanto, publicación oficial de la autoridad estadística del país que permita la construcción de series temporales completas desde 1959 hasta la fecha.
Ante la necesidad de contar con series estadísticas con el suficiente nivel de confiabilidad para realizar estudios del período a partir de 1960, el Instituto de Investigaciones Económicas de la Junta Central de Planificación encaró, como el primero de sus trabajos, la reconstrucción de las series estadísticas cubanas desde 1960 hasta 1975. Este trabajo fue publicado en el año 1977 con la clasificación de Secreto, con el título “Reconstrucción y Análisis de las Series Estadísticas de la Economía Cubana 1960-1975,” y sirvió de base de datos principal para la elaboración, a partir de ese año, de la Estrategia de Desarrollo hasta el año 2000. Se reconstruyeron las series siguiendo la metodología del Sistema de Balances, excepto en el hecho, que determina otra diferencia metodológica entre los tres tramos, de que la clasificación de la producción de las empresas se hizo bajo el criterio institucional, debido a que la documentación existente imposibilitaba clasificar las actividades de las empresas por el método de la actividad principal, como es usual. Esto significa que la producción (y todos los demás datos estadísticos) de las empresas, independientemente de su actividad principal, se contabilizaban por el sector que correspondía a la institución (ministerio u otro tipo de organismo central del estado) al que se subordinaban administrativamente. Es decir, si una empresa constructora se subordinaba durante el período al Ministerio de la Industria Azucarera, su producción se contabilizaba como Producción de Azúcar. Evidentemente, ello puede inducir errores. Sin embargo, tales hechos contables no son significativos, pues los casos mayores sujetos a tal tipo de clasificación errónea se encuentran en las empresas constructoras subordinadas al Ministerio de la Agricultura y en las empresas de la industria mecánica subordinadas al Ministerio de la Industria Azucarera. En ambos casos, su volumen es insignificante en comparación con el volumen total de producción de cada uno de ellos, respectivamente, la producción agrícola y la producción azucarera.
Resumiendo, existen tres tramos de las series temporales de las estadísticas económicas oficiales de Cuba:
• 1960-75, contenidas en el mencionado trabajo de la Junta Central de Planificación, publicadas con el título “Reconstrucción y Análisis de las Series Estadísticas de la Economía Cubana: 1960-1975,” y elaboradas siguiendo los conceptos y métodos del Sistema de Balances;
• 1975–89, expuestas en los Anuarios Estadísticos de Cuba, publicados por el Comité Estatal de Estadísticas, también elaboradas siguiendo los conceptos y métodos del Sistema de Balances;
• 1990–2000, publicadas por el Gobierno cubano en publicaciones propias o en los documentos de CEPAL. Estas series han sido elaboradas siguiendo los patrones del Sistema de Cuentas Nacionales.
Varias fueron las razones que han determinado que en el presente trabajo el autor se inclinara hacia la utilización de variables correspondientes al Sistema de Balances, es decir, las series estadísticas de los dos primeros tramos 1959-75 y 1975-89. La primera, es que las proporciones fundamentales actuales de la economía cubana se formaron, sobre la base de la estructura heredada en 1959, en los años 1960–90, debido a la magnitud de inversiones ejecutadas en ese período. Además, consideramos que para el cálculo de las magnitudes y proporciones estructurales que nos interesan no se deben utilizar los datos posteriores a 1990 hasta el 2000 debido a que están muy determinados por la catástrofe sufrida por la economía del país con la desaparición de la Unión Soviética y el CAME.10 Una tercera causa es que el autor fue, entre 1975 y 1986, miembro de la Comisión de Implantación del Sistema de Dirección y Planificación de la Economía primero y, posteriormente, Vicepresidente de la Junta Central de Planificación donde dirigía, entre otras actividades, las del Instituto de Investigaciones Económicas. En los marcos de la Comisión se elaboró el Sistema Estadístico Nacional que se aplicó entre 1975 y 1990; en la Junta Central de Planificación, como ya se dijo, se realizó el trabajo de reconstrucción de las estadísticas económicas del tramo 1959-75. Por tanto, conoce con detalle y profundidad los conceptos y principios metodológicos del Sistema de Balances y del contenido de sus indicadores, sus similitudes y diferencias con los correspondientes del Sistema de Contabilidad Nacional, así como los defectos y virtudes de tales series cronológicas; incluso conoció de las manipulaciones a que fueron sometidas las series temporales de los dos primeros tramos.
A los fines de que los resultados de los cálculos realizados sobre la base de las series 1960-89 pudieran ser útiles para analizar la situación en los últimos años, se tomaron variables que fueran homogéneas en todos los tramos (como lo son las importaciones y exportaciones) o que, para aquellas que no son homogéneas en los tres tramos, pudieran utilizarse como valores aproximados de los macro-indicadores correspondientes al Sistema de Cuentas Nacionales. No es ocioso recordar que las magnitudes y proporciones estructurales que nos interesan no son los valores absolutos de las variables (o sus valores aproximados) sino las propensiones marginales asociadas a ellas, en particular los de la propensión marginal a la importación y la propensión marginal al consumo, que son las que determinan los valores de los multiplicadores de la inversión y del comercio exterior.
Las variables utilizadas en el modelo son:
X = Exportaciones.
M = Importaciones.
BC = Importaciones de bienes de consumo.
BI = Importaciones de bienes intermedios.
Las anteriores cuatro variables son homogéneas para los tres tramos de la serie temporal. Se utilizaron, además, las siguientes:
• YC = Ingreso Nacional Creado. Se ha tomado al indicador del mismo nombre en el Sistema de Balances, es decir, al valor agregado neto en las ramas de producción de bienes y servicios destinados a la venta. Es un valor aproximado del Producto Interior Neto del Sistema de Cuentas Nacionales, pues se diferencia de éste en que no incluye los Gastos de Gobierno (Producción del Gobierno). Considero que esta variable, en el caso de la Cuba actual, al excluir los gastos de gobierno, refleja mejor el volumen de producción nacional porque la producción pública en el caso de Cuba estaba tergiversada (sobrevaluada) por dos razones: la primera es el altísimo nivel de subvención de que era beneficiaria, proveniente de la Unión Soviética y de otros países socialistas. En segundo lugar, la política populista de empleo, que llevó a la práctica de sobredimensionar el Sector Público (los servicios del gobierno). Esto último era posible gracias, por supuesto, a la altísima subvención recibida. Luego, al no considerar los gastos de gobierno como parte del Ingreso Nacional Creado, logramos evitar (al menos parcialmente) el que las subvenciones aparezcan como parte del Producto Interno Bruto y, consecuentemente, del Ingreso Nacional Creado.
• YD = Ingreso Nacional Disponible. Se ha tomado el indicador del mismo nombre en el Sistema de Balances. Es un buen valor aproximado de la variable Renta Nacional Neta Disponible del Sistema de Cuentas Nacionales. Es igual al Ingreso Nacional Creado más Importaciones menos Exportaciones. Aquí, nuevamente, nos tenemos que referir a las subvenciones recibidas del exterior. Como quedó implícito al referirnos al contenido de este indicador, no incluimos las “Transferencias de divisas sin contrapartida,” por lo que puede pensarse que estamos dejando de incluir las subvenciones que, evidentemente, forman parte del Ingreso Nacional Disponible. En el caso de Cuba no ocurre esto, ya que las subvenciones que recibía de la Unión Soviética y de otros países socialistas se materializaban no en un flujo de divisas que entraba en el país, sino en líneas de créditos que permitían adquirir bienes y servicios, en particular bienes de equipo, para la producción y las inversiones. De tal manera, estas subvenciones entraban al país en forma de importaciones por encima de la capacidad real de importación del país. Luego, al considerar las importaciones estamos incluyendo el valor de tales subvenciones. De tal manera, si sumamos en el Ingreso Nacional Disponible el valor nominal de las subvenciones lo que haríamos en realidad sería duplicarlas.
• C = Consumo. Valor aproximado de la variable “Consumo Nacional Final” en el Sistema de Cuentas Nacionales. Se forma por la suma del consumo privado (consumo, por parte de la población, de bienes y servicios destinados a la venta) y del consumo de bienes y servicios por el sector público. La diferencia con el indicador correspondiente del Sistema de Cuentas Nacionales es que no incluye los salarios del sector público. Dados los factores “políticos” que han determinado tanto el volumen de los trabajadores del sector público en Cuba como de sus salarios, lo cual ha conllevado que éste sea uno de los principales factores de la hiperinflación que sufre el país, pueden hacer pensar (y así lo hace el autor) que su exclusión, lejos de restar precisión a los cálculos, contribuye en el sentido contrario.
• TR = Transferencias sin contrapartida, variable que solamente se utiliza para los cálculos durante en el período 1993–2000, y que se toma de las series estadísticas publicadas en CEPAL (2000 y 2000a).
La compatibilidad en cuanto a la valoración a precios constantes está garantizada. Ello se debe a que para todo el período 1960-1989, en los casos de variables que debían tomarse a precios constantes, se han valorado a precios de 1981; por otro lado, las estadísticas oficiales del gobierno cubano para los años 1990– 2000 (tanto las propias como las publicadas por CEPAL) se valoran a precios de 1981.
Por último, a continuación presentamos las series temporales (en millones de pesos) de las variables Ingreso Nacional Creado, Ingreso Nacional Disponible y Consumo, que son las utilizadas en nuestros cálculos. Las demás, pueden ser encontradas en los Anuarios Estadísticos editados por el Comité Estatal de Estadísticas y en las publicaciones de la CEPAL.
BIBLIOGRAFÍA
FOOTNOTES
1. Ver en el Anexo las características de las series temporales utilizadas en los distintos modelos que aquí se desarrollan.
2. Cálculos realizados por el autor en base a los datos de Comité Estatal de Estadísticas (1990).
3. Tenemos la alternativa de calcular la propensión marginal al consumo a partir del consumo per cápita. La propensión marginal a consumir, en este caso, es ligeramente inferior (0,632) a la que aparece en los cálculos que siguen (0,688).
4. Si se calcula la Propensión Marginal a la Importación a partir de las Importaciones por habitante, recibiríamos 0,802 como valor de tal variable.
5. En el caso de la Cuba actual no tiene sentido hablar de ajuste-precio, pues el peso cubano no es convertible, ni se cotiza ni se comercia en los mercados internacionales de divisas. Asimismo, pienso que durante el período de transición hacia el mercado, tampoco será posible recurrir al mecanismo de ajuste-precio durante un largo lapso de tiempo. La causa de ello es la siguiente. El proceso de dolarización de la economía cubana, tal como se produjo, significó la virtual liquidación del peso cubano en el mercado interior. En esas condiciones, las devaluaciones que pueda sufrir el peso no deben tener influencia en la Balanza de Pagos.
6. Una explicación más detallada del modelo puede verse en Chacholiades (1990).
7. Puede demostrarse que el multiplicador koc, que muestra la influencia de un cambio de la inversión en Cuba en el resto del mundo, también tendrá un valor positivo.
8. Las grandes inversiones extranjeras se han dirigido a la compra de instalaciones ya existentes, como las fábricas de níquel del norte de Oriente (ver UNCTAD 2001, Country Fact Sheet: Cuba).
9. En términos del Sistema de Balances.
10. A lo cual hay que añadir que estos datos provocan la percepción de que han sido manipulados con el aparente fin de ocultar la verdadera magnitud de la catástrofe económica sufrida por el país.
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